Una pasión que se transmite de generación a generación.
Hace unas semanas tuve la oportunidad de estar en la inauguración de las nuevas instalaciones de Ana Grace Salón y Estética, una empresa que ha crecido gracias al esfuerzo y el sacrificio de toda una familia unida.
Doña Ana, la fundadora de esta empresa, trae en su sangre el amor y la pasión por la belleza, la estética y la peluquería. Desde que estaba muy joven visitaba a su tía Ania Arias en la academia donde esta era propietaria y cuando tenía tiempo le ayudaba a peinar las pelucas, fue así como poco a poco fue desarrollando su habilidad y su amor por lo que hoy hace ella al lado de sus hijas.
Doña Ana, es una mujer emprendedora que nunca ha temido enfrentar los riesgos que esto involucra, la principal razón es porque es una mujer de fe, que cree firmemente que su éxito es un regalo de Dios y además doña Ana sabe que está capacitada para aceptar el reto, siempre le ha dado mucha importancia a la preparación y a lo fundamental que es hacer la cosas con profesionalismo por lo cual dedica muchos recursos a la educación continua. Estudio en la academia Rutty, posterior a eso trabajó durante tres años en una barbería, área de la peluquería que le apasiona enormemente, además fue miembro de la Asociación de Estilistas de Costa Rica.
Ana Grace Salón y Estética, tiene ya 33 años de existir, doña Ana aún recuerda sus inicios con mucha alegría y gratitud, cuando tenía a sus hijas aun pequeñas, la gente la buscaba en la casa para que les cortara el cabello y fue así como decidió pasar de un cuarto de su casa donde atendia a amigos y familiares, a la cochera remodelada de su suegro donde pudo iniciar su salón de una manera más formal y brindar más servicios a sus clientes, aun trabajando doña Ana seguía recibiendo capacitaciones constantemente, en ese tiempo debía combinar su trabajo, sus estudios y sus obligaciones como madre, sin embargo su visión era muy clara y luchaba día a día para conseguir sus metas con el apoyo incondicional de su esposo, fue así como el salón fue creciendo hasta convertirse en lo que es hoy, uno de los salones más completos de Costa Rica.
Doña Ana trabaja junto a sus tres hijas, cada una de ellas especializada en un área diferente. Me comentan ellas que su madre no las dejó trabajar en el Salón hasta que fueran profesionales y estuvieran realmente preparadas y capacitadas para brindar un servicio de calidad.
“Adriana siempre estuvo inclinada a la estética, Fernanda desde muy pequeña me pintaba las uñas y me ponía uñas postizas de las que vendían en la pulpería, y yo era la estilista personal de todas nuestras muñecas, que hasta que quedaban pelonas dejaba de córtales el cabello e inventarles nuevos looks. Traemos la pasión por esto en la sangre y crecimos en este ambiente, viendo a mami trabajar de sol a sol pero siempre con una sonrisa y con ganas de aprender más”.
Me comentó Silvia, hija de doña Ana, mientras me brindaban toda la información.
Hoy trabajan las cuatro juntas en un salón que ofrece muchísimos servicios y todos desarrollados por ellas mismas, se apoyan mutuamente, es así como han logrado alcanzar el éxito, confiando plenamente en que Dios es parte de su equipo.
Definitivamente doña Ana y sus hijas son ejemplos de mujeres emprendedoras, apasionadas y muy exitosas, me siento muy honrada de que formen parte de mi blog. Las cosas no les han caído del cielo, han tenido que trabajar muy duro y sacrificarse mucho, pero con sus tenis bien puestas han logrado alcanzar sus objetivos y siguen soñando porque tiene presente que el mundo es de quien esté dispuesto a conquistarlo.
Besos, Ele.
Fotos: Luis Martinez (The MARTZ fotografía)